martes, 7 de junio de 2016

XXXII

Miro por mi ventana y me encuentro de nuevo con la montaña. Ahí sigue, observándome, inmóvil. Y ahí continuará cuando ya no esté para mirarla. Cuando la muerte me lleve al olvido absoluto, a la nada infinita. La montaña existirá sin mí. Al igual que tú.

Quisiera parecerme a ella, en su indiferente contacto con las nubes, las lluvias y el tiempo. ¿Quién se apiadará de mí?

Siento que todos los vientos del invierno han anidado en mis entrañas y tengo frío. Me han abierto de par en par y estoy desnudo. Las ráfagas de aire me atraviesan y arrastran con furia cuanto quiero. Y me dejan sin entrañas. Desnudo y muerto. Solo la pena me queda, como un cuervo hambriento picoteándolo todo: recuerdos, ilusiones y todo el porvenir.  

Me quedan también algunas fechas del calendario, marcadas en rojo, que ya nunca llegarán. Y un viaje que repetir, mil años después del primero.

¡Qué breve felicidad!, ¡qué efímeros han sido mis sueños!

Solamente escribir parece que me aporta un pequeño consuelo. ¡Pobre de mí! ¡Qué poco espero!

Y todo me llega en golpes repentinos, inesperados. Me golpean puñaladas que me alcanzan sin avisar. Nada te puede preparar para una desolación así. Nada. Al igual que las olas en las playas, el dolor me invade en oleadas constantes, carnales; precisas como la mano del cirujano. 

¡Y pensar que hace tan solo unos días era todo tan distinto! Me han lanzado al vacío y el vértigo me devora como un dragón sanguinario.

Me queda el consuelo de que en algún lugar, lejos ya de esta casa vacía y triste, una hermosa mariposa de colores (lo sé, la he visto y conservo aún toda su belleza) ha encontrado la paz. ¡Ojalá sea feliz! Por los dos, por siempre, aunque con ello se cave mi tumba.

No debería extrañarme nada. Era una muerte anunciada. Solamente mi alma se sintió engañada y peleó por una vida que no nos pertenecía. Solo ella albergó la esperanza. Y una vez más tendré que recoger sus pedazos y recomponerla, como buenamente se pueda. Y no puedo culparla, pobrecita, ¿quién puede decir que está preparado?, ¿quién no teme a la muerte?

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